Gregorio Romero se marchó de su casa de Moctezuma, en el Estado de Sonora, el 27 de noviembre. A su regreso, se desorientó y se perdió. La familia del hombre de 84 años denunció su desaparición cuatro días después, el 1 de diciembre. En total, pasó una semana extraviado. Su perro, El Palomo, logró localizarle, según informó la Fiscalía de Sonora. Las autoridades aseguraron que El Palomo les condujo “entre lomas, veredas y cañadas”, hasta el lugar en el que se encontraba Romero, a tres kilómetros de su vivienda.
En otras ocasiones, Romero había ido de visita a los pueblos cercanos a Moctezuma, por lo que la alarma no llegó a sonar de forma inmediata entre sus familiares, que decidieron esperar a su regreso unos días. A pesar de ello, su sobrina Ramona comenzó a inquietarse, ya que el hombre había tenido lapsos de pérdida de memoria, y denunció su desaparición.
Antes de que El Palomo hallara a su dueño, las autoridades habían realizado varios operativos de búsqueda conjuntos.
En los trabajos, participaron la Guardia Nacional, la Policía Municipal, la Unidad de Protección Civil Municipal e incluso un perro adiestrado para las búsquedas, entre otros. Pero fue El Palomo, un mestizo de dos años de edad, el encargado de facilitar la ubicación de su dueño. Las autoridades trasladaron a Romero a un hospital del Instituto Mexicano Del Seguro Social (IMSS). En el centro, le diagnosticaron “deshidratación y desnutrición”, por lo que tuvo que permanecer dos días internado en el lugar. “Palomo ha permanecido día y noche en la puerta del nosocomio, a la espera del regreso de su amado don Goyo [Romero]”, exponían la Fiscalía en el escrito.
Dos días después de su ingreso en el hospital, fue dado de alta médica y, finalmente, pudo volver a su domicilio. “Este martes 6 de diciembre, don Goyo salió a tomar el sol como parte de su recuperación y, por supuesto, su fiel amigo se sentó cerca a resguardarlo”, indicaba la Fiscalía en un escrito.
Fuente: El país
