Cuando de cerveza se trata, Sonora se apunta como una de las entidades más importantes del país en dicho rubro, pues acumula junto con otros tres estados el 56.2% de la producción nacional.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) Sonora se encuentra en el cuarto lugar de la tabla de productores nacionales, con un 9.6%, sólo por detrás de Zacatecas, Coahuila y Nuevo León.
Por otra parte, la última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (Encodat), que realizó el Instituto Nacional de Salud Pública en 2017, señala que Sonora ostenta el segundo lugar de consumidores de cerveza.
Asimismo, se da a conocer que el 24.8% de los sonorenses que consumen alcohol lo hicieron de manera excesiva en el último mes, mientras que el 35.2% se excedieron en el último año.
Desabasto en pandemia
Tales datos cobraron mayor fuerza cuando en plena pandemia se registró un desabasto de dicha bebida alcohólica en la entidad, debido al paro de actividades de las empresas cerveceras importantes al no llevar a cabo una actividad económica esencial.
Fue así que enormes filas se comenzaron a formar en las tiendas de conveniencia que sí contaban con el permiso de seguir operando, mismas que siguieron vendiendo el líquido ambarino que tenían en inventario.
“Eran unas colas enormes, necesitabas estar de perdida una hora para poder comprar, yo no me atreví a hacerlo porque era mucha gente, mucho riesgo, lo que hice en un momento fue pedirla en una aplicación, pero dejaron de venderla por ahí”, contó Everardo Flores, consumidor regular.
La asociación Datos y Cifras en abril de 2020 una encuesta sobre la compra de cerveza en tiempos de pandemia, en la cual se indica que el 50.1% sí había comprado en los últimos 15 días.
Dicho dato es paritario en cuanto a género se refiere, pues el 50% de los hombres y de las mujeres encuestadas consumieron cerveza, siendo los de la generación Y los que más compraron, con 58.6%.
La mitad que decidió no comprar dividió sus razones: el 27.1% dijo que por los precios elevados; el 26.4% porque no había venta cercana a su casa; el 18.5% para evitar la molestia de hacer una larga fila; el 16.4% no acostumbraba a beber; el 6.7% por temor a contagiarse; y el 4.9% por otra razón.
Otro dato a considerar es que el 85% del total de los encuestados consideró que se debería de regresar a la normalidad la venta de alcohol, cuidando las medidas sanitarias, (situación por la que optaría el Gobierno más adelante).
De igual forma, los datos arrojan que el 78.5% compró cerveza, el 21.2% optó por whisky; el 20.6% buscó vino; el 18.8 se llevó tequila; el 3.5% adquirió vodka, mientras que el 7.1% prefirió otras opciones como ron, ginebra, aguardiente y demás licores.
El número promedio de personas que el consumidor toleraría en una fila es de ocho, sin embargo, el 66.4% dijo que cinco o menos; el 25.2% dijo de seis a 10; el 2.4% estaría cerca de 11 a 20 sujetos; el 1.6% dijo que de 21 a 30; y por último el 4.4% no le importaría estar con más de 30.
Cerveza artesanal
Hugo Castellanos, integrante del Club de Cerveceros de Hermosillo, contó que antes de la pandemia por el Covid-19 producía su propia cerveza artesanal bajo la marca “Prohibición Brewery”.
El emprendedor hermosillense rentaba barriles con cerveza tanto a bares, restaurantes y eventos, sin embargo, optó por dejar de producir para comenzar a operar su propio restaurante-bar.
“Todo tenía sentido, empezar a vender la cheve directamente en el bar, producirla ahí mismo y empezar a trabajar en ese proyecto y de repente cae la pandemia, y ya entrando pandemia, no se me hacía a mí moralmente ni éticamente correcto abrir y querer que la gente nos visitara”, externó.
Tras las restricciones a los locales no esenciales y el componente moral y ético de no fomentar que las personas salgan de casa, Hugo tuvo que poner en pausa su proyecto y se dedicó únicamente a distribuir dos marcas de cerveza artesanales en la entidad: Principia, de Monterrey; y Loba, de Guadalajara.
Al haber escasez de cerveza “comercial” y otros licores, Hugo comenzó a vender hasta 300% más de dichos productos, incluso personas que nunca habían probado “una artesanal” se convirtieron en consumidores habituales.
“Yo en lo personal sí vendí mucho más en ese lapso, en el mercado negro los cartones de cerveza estaban en 800 hasta mil pesos. Entonces la gente empezó a comprar cheve artesanal, gente que a lo mejor nunca la había probado y le gustó, entonces yo creo que a raíz de eso hubo una demanda más grande”, aseveró.
Luego de un mes de desabasto en los supermercados, la Dirección General de Bebidas Alcohólicas aprobó el reabastecimiento de las mismas, acabando así con las largas filas que se formaron en un inicio, lo cual a consideración de la voz popular, era sumamente riesgoso.
Fuente: Guillermo Saucedo | El Sol de Hermosillo