Opinión

Paro loco de la CTM. Y la “Borregada”.

Por Arturo Soto Munguia

Una balacera en un hospital del IMSS, ejecución pública incluida?



No, en eso ya se nos adelantaron en Obregón y les salió muy bien.



¿Un aflroamiento masivo de drenaje en el centro de la ciudad, muy propia para la promoción turística y la realización de eventos deportivos internacionales?



No, ya se nos adelantaron en Guaymas y les salió muy bien.



¿Escándalos de corrupción, nepotismo, idilios palaciegos?



No, ya se nos adelantaron Navojoa, Empalme, Nogales…



No. Hermosillo, como capital del estado tiene que ir a la vanguardia en materia de contribución al caos. Pensemos en algo chingón.



¡Claro! Un paro del transporte urbano estaría a la altura de las circunstancias.



Y bueno, este lunes a partir de las cinco de la mañana y en el transcurso del día, unos 300 mil pasajes dejarán de ofrecerse en la ciudad, afectando seriamente las labores académicas, productivas y de toda índole.



Argumentando violaciones al Contrato Colectivo de Trabajo y el fracaso en las negociaciones con las empresas concesionarias, 330 unidades no saldrán a circular hoy.



El paro, convocado por el sindicato de Trabajadores del Transporte que dirige Apolinar Castillo Valdez, y afiliado a la CTM que en el estado dirige Javier Villarreal Gámez mantiene en la zozobra a decenas de miles de usuarios.



Todo parece indicar que,más que las reivindicaciones de los trabajadores, lo que se busca con este paro es reposicionar a una alicaída CTM, y darle un poco de oxígeno a su no menos alicaído líder, Javier Villarreal, que en pleno fin de año está levantando la mano para llamar la atención, sin que le importe mucho tomar de rehenes a los usuarios del transporte público.



Desde hace décadas, quizás 1988 sea el punto de inflexión, que la CTM dejó de ser garatía como principal abastecedor de votos para el PRI; sus liderazgos entraron en una espiral de corrupción y charrismo sindical que fue desagregando a sus huestes y minando su poder corporativo, alejándola mucho de representar hoy lo que un día significó para el poder político.



Si con el panismo pudo pactar (nada más hay que recordar que el gran edificio sede en Hermosillo fue construido en el sexenio de Guillermo Padrés), parece que con el gobierno de Morena no sucederá igual. De hecho, desde Morena se está impulsando y fortaleciendo una nueva central obrera que le disputa palmo a palmo los Contratos Colectivos de Trabajo a la otrora poderosa central priista.



Es claro que los derechos laborales: salariales y contractuales de los trabajadores deben respetarse y para eso deben agotarse las instancias de diálogo; la huelga (o el paro) siempre es el último recurso y en este caso hay un elemento que debe considerarse seriamente, como es la afectación a los usuarios.



La búsqueda de la validación de liderazgos es entendible en el ámbito de la sociedad política, pero habría que preguntarle hoy a la sociedad civil, a esas decenas de miles de usuarios que no podrán llegar a tiempo a sus destinos, o tendrán que erogar una cantidad imprevista en el pago de otras opciones de movilidad, lo que piensan respecto al paro.



Si lo que Javier busca es legitimarse ante algunos de sus agremiados quizás lo consiga. El costo sin embargo, puede ser muy alto en términos de legitimidad ante el resto, pues seguramente son más los cetemistas que van a sufrir en sus trabajos (y en sus bolsillos) los estragos de este paro.



II



Con mil 250 asistentes, reportan como todo un éxito la edición 2019 de La Borregada, ese ya tradicional encuentro al que convoca Ernesto Gándara para departir en torno a bien abastecidas mesas con rica comida y toda suerte de bebidas, pero antes que nada, con mucha, pero mucha grilla.



Este encuentro comenzó en 1990 como una reunión familiar y de amigos, que poco a poco se fue ampliando y adquiriendo tintes políticos al calor de coyunturas electorales, teniendo su mejor edición en 2013 cuando se juntaron alrededor de seis mil comensales en el Rancho Santa Lucía, de la familia Gándara.



Notable esta vez la presencia de Javier Gándara Magaña, panista pero antes que eso, primo hermano de Ernesto. Toda clase de lecturas desató la asistencia del conocido empresario, aunque no fue el único exponente de ese sentor que se dio cita, pues también andaban por allí Julio Luebbert, Juan Manuel Mancilla, entre otros hombres de empresa.



Y de la clase política, pues el común denominador fue tricolor, aunque también acudieron representantes de la sociedad civil que constituyen parte de la estructura del borreguismo en prácticamente todos los municipios del estado: del desierto, la sierra, el Río Sonora y el sur de la entidad.



Héctor Platt, de la Unión Ganadera Regional llegó acompañado de varios presidentes de Asociaciones Locales de rancheros.



El dirigente del PRI, Ernesto de Lucas y líderes de sectores y organizaciones del tricolor también pasaron lista de presentes.



Muy notable también la presencia de varios secretarios y titulares de área del gabinete estatal, entre los que destacan Miguel Ángel Murillo, Jorge Vidal Ahumada, Ely Sallard, Manuel Puebla, entre otros muy cercanos a la gobernadora Claudia Pavlovich.



Esto también tuvo muchas lecturas, la principal, que todo apunta a que la candidatura del tricolor ya se está decantando hacia El Borrego, aunque en reciente plática que tuve con la gobernadora me decía que ella no cree en candidatos oficiales ni va a mover un dedo para influir en la decisión.



De hecho, el discurso de Ernesto Gándara versó un poco sobre esto. Un mensaje fundamentalmente de amistad y fraternidad, en el que se reconoció militante de un partido político, pero asumió que el país ha cambiado y de lo que se trata ahora es de enfocarse en construir grandes alianzas ciudadanas, también con partidos y organizaciones, pero sobre todo con ciudadanos que converjan en el deseo de corregir lo que se ha hecho mal, y lo que se sigue haciendo mal.



Algunos problemas de visión política me impidieron asistir a este encuentro, pero nadie de los que asistieron tiene pecho de bodega, así que me llegaron todas las versiones y créanme que el espacio no alcanza para incluir toda la grilla allí vertida.

Arturo Soto Munguía

Arturo Soto Munguía

El Zancudo... No mata, pero hace roncha