Opinión

El Gatopardo y el presupuesto 2020

Por : Arturo Soto Munguia

Aprobado en comisiones, el Presupuesto de Egresos federal 2020 correrá la misma suerte en unas horas más, cuando se discutan y voten en el pleno las más de 400 reservas que hicieron diputados de oposición.



Como en los mejores tiempos del partido casi único, la maquinaria funcionó y a la iniciativa presentada por el Ejecutivo federal no le cambiaron (ni le cambiarán en el pleno) prácticamente ni una coma.



La “Roqueseñal” que nos metió el incremento al IVA palidece frente a los cánticos victoriosos del morenismo avasallante que festejan la aprobación de un presupuesto cuyas consecuencias están por verse.



La reasignación de 17 mil millones de pesos son pelillos a la mar, si se considera un presupuesto de 6 billones 107 mil millones de pesos para aplicarse principalmente en los programas de Bienestar y los llamados proyectos estratégicos ubicados en el sur-sureste del país.



A pesar de que el Congreso federal tenía como fecha límite para aprobar el origen y destino de esos recursos, el proceso se prorrogó por más de una semana, no sólo por las movilizaciones campesinas que bloquearon la sede del Poder Legislativo en San Lázaro, sino por la falta de acuerdo incluso entre los diputados de la coalición que encabeza Morena, partido que por sí mismo tiene los votos suficientes para alcanzar la mayoría simple requerida.



Evidentemente hubo fricciones internas no sólo con legisladores aliados del PES y el PT, sino entre los propios morenistas. Es obvio que la oposición votaría en contra, pero sus votos son tan pocos que la nueva clase política hegemónica se puede dar el lujo de ignorarlos, al mejor estilo salinista de “ni los veo ni los oigo”. La venganza, dicen, es un plato que se degusta frío.



A menos de un año de comenzar el proceso electoral 2020-21, el principal damnificado que aparece en perspectiva es el INE, al que le recortaron mil 072 millones de pesos frente a una elección en la que participarán más de seis millones de nuevos electores respecto a la elección del año pasado; se elegirán 15 gubernaturas, 29 congresos locales y se renovarán ayuntamientos en 30 estados.



Esto lo consignó el propio presidente del INE, Lorenzo Córdova, cuyas barbas están en remojo, a través de una carta en la que expresa su desacuerdo con el recorte aduciendo que “pone en riesgo la capacidad probada de organizar elecciones de manera equilibrada y cierta como hasta ahora”.



Agrega además con tono fúnebre, que si el organismo no puede arbitrar elecciones equitativas y bien fiscalizadas, la paz, la estabilidad política y la económica se ponen en riesgo.



“El INE reconoce la importancia de los programas sociales que pueden verse beneficiados con los recursos recortados al Instituto, pero la paz pública, la estabilidad política y la estabilidad económica dependen de que haya elecciones confiables, bien realizadas, con condiciones de equidad como las que ha organizado el INE en los últimos años”, plantea.



Pero no es el único damnificado. En la lista aparecen diversos sectores productivos y sobre todo, entidades federativas y ayuntamientos de todo el país y de todo signo políticos, que verán considerablemente disminuidos sus ingresos augurando un 2020 de muchas complicaciones.



Los argumentos para justificar el destino, los montos y los criterios de asignación de los recursos federales aparecen, en el papel, impecables a la luz de la lógica de la cuarta transformación: se acabaron la corrupción, los moches y el enriquecimiento de líderes de sector que fungían como intermediarios de esos recursos cuyos destinatarios al final sólo veían centavos mientras los pesos se quedaban en el camino.



Pero esos argumentos ensombrecen porque después de su primer año de ejercicio, la cuarta transformación no ha podido vender como axioma (enunciado que no requiere demostración) la idea de que para ser santo y puro basta con militar en el proyecto de AMLO, mientras que todos los demás son corruptores y corruptibles.



Anoche vi una fotografía posteada por el dirigente estatal de Morena, Jacobo Mendoza, donde aparece junto a los diputados locales y algunos asesores, en una reunión para analizar el paquete económico presentado por el gobierno estatal, y quien aparece en primer plano, con gorrita beisbolera y sonrisa congelada es nada menos que “El Pollo” Castelo, personaje del padrecismo que no requiere más cartas credenciales para echar por tierra ese axioma.



Sirva la referencia para traer el tema al ámbito estatal, donde el paquete económico fue presentado al Congreso local el pasado viernes por el secretario de Hacienda Raúl Navarro Gallegos, para abrir el proceso habitual donde el siguiente paso es su encuentro con legisladores para afinar detalles, explicar origen de los recursos, destino, montos, programas y demás.



La nota discordante de ayer la dieron los diputados del PAN, quienes acudieron a Palacio de Gobierno para “devolver” la iniciativa presentada por Navarro Gallegos, argumentando presuntas inconsistencias en la misma.



Como ocurrencia que busca el efecto mediático estuvo muy bien, si no fuera porque, con toda su experiencia en estos temas, el coordinador de la bancada albiazul Gildardo Real, sabe muy bien que la pelota está ya en la cancha del Poder Legislativo, donde tiene que darse el debate respectivo, y es poco menos que ingenuo pensar que por las observaciones que deben hacer en el Pleno y no en una rueda de prensa, la Secretaría de Hacienda tiene que reformular el paquete económico hasta diseñarlo a su gusto y complacencia, para entonces sí presentarlo al Congreso.



Las observaciones de los panistas pueden o no ser válidas, pero eso tiene que discutirse en la Cámara, entre todos los grupos parlamentarios, que por cierto tienen que justificar las mismas frente a una sociedad cada vez más observante de este proceso.



Como los sindicatos de la Unison, que ayer se manifestaron en el Congreso llevando sus periódicas demandas de mayores recursos para cubrir sus demandas salariales y contractuales, que por cierto en los últimos años han tenido que ser cubiertas con recursos estatales, porque desde la federación se los han escatimado.



Y este año, los recortes en el presupuesto federal para las universidades vienen más fuertes, pero las dirigencias del STAUS y STEUS, entusiastas promotoras del voto a favor de AMLO ya están algo reumáticas para dar maromas convincentes y echarle toda la bronca al gobierno estatal.



Lo bonito de este episodio es que los diputados panistas, viendo la aguerrida manifestación de universitarios frente al Congreso, rodearon el edificio y entraron por la puerta trasera, por el estacionamiento donde hace cuatro años, salió huyendo Guillermo Padrés, al que vitoreaban, tras entregar su último informe.

Vueltas que da la vida, pues…

Arturo Soto Munguía

Arturo Soto Munguía

El Zancudo... No mata, pero hace roncha