Recorrer con tiempo y tranquilidad las tumbas que ahí se encuentran, pueden hacer que el visitante se lleve una sorpresa, por la rica historia que hay en ese sitio.
El panteón Yáñez empezó a funcionar en los años veintes del siglo pasado, fue construido para albergar a los cientos de cuerpos de otros tres panteones que estaban en diferentes puntos de la ciudad, dos en el actual sector centro y otro en Villa de Seris.
Nosotros iniciamos nuestro recorrido por una de las tumbas más famosas del Panteón, la de Carlitos, el niño que según cuenta la leyenda hace milagros a quienes le llevan un juguete o un regalo.
Carlos Angulo murió de 11 años de edad, nació en Hermosillo el 3 de Octubre de 1929 y falleció el primero de Enero de 1940. Su tumba de concreto se encuentra ubicada en el Bloque 2 y Manzana 6, en el área de infantes, muy cerca de la entrada principal del panteón.
Sobre la representación de su pequeño sarcófago la gente ha ido depositando por años los regalos, y hasta las monedas, que nadie se atreve a retirar pues hay la leyenda de que quien lo hace puede enfermar.
No muy lejos de ahí, está una de las tumbas más curiosas en este panteón, se trata de un mausoleo en cuyo interior se encuentra una réplica casi perfecta de la Catedral de la Asunción de Hermosillo, construida a partir de mil 880.
La réplica al igual que el edificio original cuenta con 3 naves; la principal de mayor tamaño y dos laterales. La fachada, de estilo ecléctico, muy en boga en aquella época, combina elementos del barroco y el neogótico.
Apenas se avanza un poco hacia el poniente del panteón, y otra de las tumbas que más llaman la atención es la de las svasticas, la cruz gamada utilizada por los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Sobre esa tumba se lee “Severiana A. de Jacob, nació en Tecolotlán jalisco el 23 de febrero de 1900 y murió el 2 de octubre de 1934, recuerdo de su esposo”
También en este panteón están las dos coloridas tumbas de José Rosario Zamarripa y Francisco Ruiz, las dos últimas personas que fueron fusiladas por representantes de la ley en Sonora, en el año de 1957.
Junto a esas tumbas está un letrero pintado con rojo que reza “Satiros PUM 1957” que van relacionadas por con el delito por el que se les dictó sentencia de muerte.
Fuente: Azteca Sonora